"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)
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miércoles, 31 de mayo de 2017

Desafíos que enfrenta hoy la Familia



Es hora de respetar a la familia como una institución natural y dejar a un lado los criterios modernos que deforman totalmente el verdadero significado de ella.

Podemos decir que nosotros como cristianos católicos tenemos la mayor dignidad del ser humano que es el ser hijos de Dios. Hoy en día se ha desvirtuado el verdadero concepto de la familia, debido a la ausencia de la moral que es la orientación de la conducta humana en relación con Dios. El hombre se va perfeccionando mediante sus actos, y como tal está llamado a buscar espontáneamente a Dios, a profundizar y entender que no está aquí por una explosión o evolución sino por el amor divino de un ser supremo y omnipotente que es su creador.

Como todos sabemos, en la familia es donde se fundamentan estos principios de la doctrina cristiana que hoy en día están totalmente debilitados y han dado paso a que puedan filtrarse diferentes conceptos, pensamientos e ideologías que afectan totalmente la seguridad y bienestar de la familia natural.

Dentro de los retos y desafíos que la familia enfrenta actualmente debido a un “modernismo” mal entendido, están el secularismo que es la tendencia a sacar a Dios de la humanidad y poner en discusión o votación los preceptos y dogmas divinos; Esto implica a que el hombre de rienda suelta a sus deseos, pensamientos, “derechos y pasiones desordenadas que lo convierten en un ser egoísta e individualista que piensa solo en complacerse y en buscar una felicidad inmanente y momentánea mas no trascendente.


Otros de los retos que debilita la integridad de la familia es el materialismo, donde el hombre busca autosatisfacerse de las cosas del mundo, aferrándose a acumular bienes propios que en su mayor parte los promueven los medios de comunicación y la publicidad mercantilistas, rechazando muchos valores como compartir y ser generoso con las personas que necesitan. Esto conlleva a que los padres desarrollen en sus hijos un hedonismo al ofrecerles y darles todo lo que deseen y de esta forma evitar conflictos que les pueda afectar a su vida cómoda, enseñándoles a  obtener las cosas fácilmente y sin ningún sacrificio.

Todos estos antivalores son los que atraen al mundo pensamientos equívocos como la ideología de género que no es mas que una dictadura del relativismo (todo depende de…), transformando la libertad que Dios nos dio al habernos creado hombres y mujeres física, intelectual y mentalmente en un libertinaje total, tratando de legalizar las tendencias o deseos de cada persona.

Vivimos en una confusión terrible donde por “derecho” podemos decidir lo que queremos ser, destituyendo a Dios y colocándonos en su lugar, y no tomamos en cuenta que no solamente somos materia, sino espíritu; que no somos algo como lo expresa la palabra GÉNERO que se utiliza para identificar una cosa por ejemplo, una mesa (genero femenino) ó un lápiz (género masculino), si no que somos alguien con valores capaces de aplicar estos dones maravillosos que Dios nos dio como es la inteligencia y voluntad, libres para amar y elegir lo que verdaderamente va a llevarnos hacia una verdadera felicidad.

Otra de las filosofías modernas que ponen en peligro a la familia es el feminismo, donde promueven la igualdad entre hombres y mujeres poniendo en conflicto la diferencia sexual mas obvia entre ellos como es la maternidad. Priorizando su derecho al trabajo y progreso económico antes que desempeñar su rol de madre.

Otro de los puntos del feminismo es el derecho que creen tener al destruir una vida como es el aborto, la “planificación familiar”, a tal punto que consideran a esa vida como un estorbo para su desarrollo social o económico. Es necesario comprender que Dios creó al hombre y mujer con cualidades y dones distintos. La mujer se destaca por su ternura y fragilidad al ser madre y el hombre la cabeza del hogar. Estos dos términos al ser bien entendidos son una complementación al momento de contraer el sacramento del matrimonio.

Dios es un caballero al darnos libre albedrío, pero en nosotros está si queremos seguir el camino del bien o del mal. Él nos dio la capacidad de tejer nuestro propio futuro al elegir la persona con la que formaremos una familia donde los principios y valores serán la base fundamental en la formación de los hijos. El amor de Dios a los padres se verá reflejado en los hijos.

Es hora de respetar a la familia como una institución natural y dejar a un lado los criterios modernos que deforman totalmente el verdadero significado de ella.
Por: Konye Maldonado | Fuente: Capsulas de Verdad



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martes, 30 de mayo de 2017

Consecuencias cuando un matrimonio se rompe



Divorcio, consecuencias, pareja, hijos, crisis matrimonial
Solemos pensar que la solución es el divorcio o la separación cuando un matrimonio ya no quiere seguir unido; creemos que los problemas se van a solucionar y que reinará la paz.

En la mayoría de los casos esto no sucede, ya que de inmediato vienen las consecuencias, tanto en el hombre como en la mujer:

Físicas:

* Soledad: ambos quedan “solos”, cuando han estado acostumbrados a compartir con el otro un espacio, su tiempo, sus bienes, sus conversaciones, buenos y malos momentos.

* Enfermedades: pueden aparecer ciertos padecimientos; recordemos que cuando la mente no está tranquila, el cuerpo somatiza y puede el hombre o la mujer empezar con dolores de cabeza, estómago, u otra enfermedad.

* Labores domésticas: lo que antes hacían los dos, ahora lo tiene que hacer cada uno solo en su nueva casa.


Económicas

* Distribución de bienes: la negociación de quién se quedará con qué. La mayoría de las veces no resulta fácil, ya que alguno o ambos están dolidos y susceptibles.

* Mantenimiento de dos lugares para vivir: después de la separación se tienen que cubrir los gastos de dos lugares, cuando antes era solo uno. Esto aumenta la presión para ambos.

* Volver a trabajar: la mujer es quien en muchos casos tiene que salir a trabajar para recibir una compensación económica, cuando hace muchos años que no lo hacía.

* Pensiones mensuales: se tiene que establecer una cantidad para la pensión mensual, sobre todo cuando los hijos son menores.

Psicológicas:

* Recuperar la autoestima: con la ruptura, la seguridad en uno mismo suele disminuir, y hay que recuperar este sentimiento de seguridad.

* Asumir nuestra responsabilidad: en una relación de dos, la culpa no es de uno solo, sino de ambos. Cada uno debe asumir su responsabilidad y reconocer sus errores y fallas.

* Aceptar la pérdida: el divorcio o la separación es un duelo, una pérdida que se debe aceptar y aprender a vivir con ella.

* Celos: surgen celos hacia otras personas que se relacionan con la ex pareja.

Sociales:

* Alejamiento de grupos sociales: la convivencia con amigos y familiares ya no es la misma. Cada uno empieza a verlos por separado, o bien, a dejar de verlos.

* La crítica: surge el famoso “qué dirán” los demás, ahora ya soy una “mujer o un hombre divorciado”, y esto puede afectar mucho a la persona.

* Soledad: nuevamente este sentimiento de estar solo o sola de ahora en adelante.

Para los hijos:

* Menos tiempo con ellos: es lógico que después de una ruptura del matrimonio, el papá y la mamá pasen menos tiempo con sus hijos que el que pasaban antes. Se empiezan a turnar para verlos.

* Rendimiento escolar: se ha visto que un niño o un joven puede bajar su rendimiento en la escuela cuando sus padres se separan.

* Enfermedades físicas: hemos mencionado que el cuerpo somatiza los sentimientos y los hijos de padres que se separan pueden empezar a enfermarse.

* Culpa: en algunos casos aparecen sentimientos de culpabilidad en los hijos, que piensan que la ruptura de sus padres se debe a algo que hicieron o dejaron de hacer.

* Decepción: saber que sus papás ya no están juntos puede ocasionar sentimientos fuertes de decepción.

* Manipulación: los padres utilizan a sus hijos para enviar mensajes, obtener información del otro, o bien, para atraer su cariño y atención. O también, los hijos pueden aprovecharse de este momento para manipular ellos a sus padres y obtener beneficios tanto materiales como humanos.

Se puede presentar la situación de que los papás separados utilicen a sus hijos como forma de conflicto.

Si está en crisis tu matrimonio y estás pensando en separarte o divorciarte, reflexiona mucho antes de hacerlo; es una decisión muy importante que puede terminar con una mala relación, pero que también da lugar a varias consecuencias, como las que hemos platicado el día de hoy.
Antes de tomar esta decisión: “piénsalo dos vece
Por: Lucía Legorreta de Cervantes




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lunes, 29 de mayo de 2017

La comunicación familiar



El ingrediente más importante de todo matrimonio feliz es la destreza en la comunicación

El ingrediente más importante de todo matrimonio feliz es la destreza en la comunicación. Y es que sin comunicación es imposible el conocimiento del otro, del mismo modo que sin ésta tampoco es posible que se dé el amor.
Partimos del presupuesto de que la comunicación es siempre un encuentro entre personas, un salir de sí para encontrar al otro, de forma que uno se experimente compartiendo su vida con la del otro. Como bien dice Víktor Frankl, “la puerta que da entrada a la felicidad se abre siempre tirando de ella hacia fuera”, porque la comunicación de cada uno enriquece la comunicación del otro, lo que conduce de alguna manera a la felicidad mutua.
Para esto hay que estar disponibles para acoger y permitir que las palabras del otro penetren en nosotros; es preciso atender a ellas, acogerlas y quererlas como propias, así vemos cómo en la comunicación hay mucha más riqueza de la que objetivamente parece. A veces hablamos por hablar, pero nuestras palabras tienen un significado, algo que me pertenece, mi intimidad, que no es solo para mi sino para compartir, pues el lenguaje no cobra sentido sino es para los demás. Porque con cada palabra pronunciada se da algo de uno mismo: una preocupación, una alegría, una tristeza, ilusiones, recuerdos, etc. Mis palabras son en definitiva el mejor regalo para los demás.
En la actualidad vemos que la necesidad de diálogo es una de las cosas sobre las que más se habla. Tenemos necesidad de explicarnos, de que alguien nos comprenda, necesidad de ser comprendidos o incluso sentirnos comprendidos. Y es que uno de los fracasos más comunes de algunos matrimonios de hoy es la progresiva incomunicación: dos se casan, se aíslan de sus antiguos amigos y compañeros, se hacen voluntariamente estériles, se desentienden de sus mayores y se encierran en sí mismos, etc. Vemos bastantes matrimonios en los que la comunicación se da por supuesta, se suprime el coloquio personal y se silencian o eluden los problemas. Los espacios vacíos los llena entonces la televisión, el periódico, internet, el teléfono, etc. Esto es lo que Kierkegaard denominó como “soledad de dos en compañía”.
A veces los problemas de comunicación radican en las mismas diferencias que se encuentran entre hombres y mujeres: los hombres esperan que las mujeres piensen, se comuniquen y reaccionen como ellos, y las mujeres esperan que los hombres sientan, se comuniquen y respondan en la forma en que lo hacen ellas. Pero el amor no es mágico, las buenas intenciones no son suficientes. Tenemos que crecer en el amor, día a día, conociendo nuestras diferencias y trabajando en ellas.

Y para esto conviene seguir unas pautas para una buena comunicación en la pareja:
1.- Ante todo la escucha activa, porque no es lo mismo oír que escuchar, porque escuchar es poner atención, mostrar interés, colocarse en el lugar del cónyuge para comprenderle mejor, adoptar en todo momento una actitud positiva, tener paciencia y no interrumpir.
2.- Intercambiar formas de comunicación más claras y directas para expresar opiniones, pensamientos, sentimientos y deseos de manera que hablen de uno mismo, obviando las acusaciones o referencias al otro.
3.- Que cada miembro de la pareja exponga sus ideas. El cónyuge debe pensar en lo que el otro dijo, no en lo que el mismo quiso decir.
4.- Aclarar el mensaje recibido antes de responder.
5.- No dar consejos no solicitados para solucionar un conflicto.
6.-Evitar generalizaciones. Términos absolutos de todo o nada, siempre o nunca sofocan la comunicación respondiendo a un estado anímico de enfado.
7.- Compartir temas de conversación. Hablar de cuáles son las metas ayuda a redefinirlas y evaluarlas. Qué hace feliz en la pareja y en qué se puede cambiar. Escuchar los miedos del otro sin burlarse, reírse o minimizarlos.
8.- Cuidar los aspectos no verbales de la comunicación. Como diría Watlawick, uno de los principales teóricos de la comunicación, es imposible no comunicarse en este sentido; los gestos y el tono de voz son esenciales y hay que cuidarlos.
9.- Reservar momentos para dedicarse el uno al otro. Es necesario que la pareja  busque y reserve determinado momentos que puedan dedicarse el uno a otro sin interrupciones. Estos ratos pueden ser más breves o más largos pero es importante su frecuencia.
Como vemos, la comunicación es de vital importancia en las relaciones de pareja, siendo un instrumento fundamental para la convivencia, el ajuste social, personal y de resolución de conflictos. Así mismo, las investigaciones indican que hay una correlación positiva entre comunicación y satisfacción conyugal, ya que constituye un medio excelente que tienen los esposos a su alcance para lograr hacer de sus dos vidas una sola; para conseguir una sintonía sin sombras ni secretos que les permita mirar juntos hacia el futuro sobre la base de un pasado y un presente compartidos.
Por: María del Carmen Gonzáles Rivas | Fuente: Análisis y Actualidad.




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sábado, 27 de mayo de 2017

Sagrada... ¿mi familia?



No hay familias cinco estrellas porque una familia no es un hotel, ni una hospedería. No hay familias de lujo pues el secreto es la comprensión y la misericordia

Acompañé a uno de nuestros guitarristas a comprarse un estuche. Era muy caro, por cierto. “Es preferible gastar tu dinero en proteger, que en reparar” me dijo. Me quedé pensando en su frase y las palabras eran más profundas de lo que parecen. No hablaba solo de música.

Nosotros no fuimos tirados en el vacío, ni hemos sido puestos en solitario. Al mundo llegamos arropados y protegidos por UNA FAMILIA. Hoy en la Iglesia celebramos esa hermosa realidad: tener una familia, es como ser una valiosa guitarra y tener un buen estuche que custodia y protege nuestras notas.

No hay familias cinco estrellas porque una familia no es un hotel, ni una hospedería. No hay familias “de lujo” pues el secreto es la comprensión y la misericordia. La condición entre sus miembros es la de amarse y aceptarse tal y como son. Con sus mañas, sus defectos, sus olores y sus vicios.

La paz viene solo después de haberse aceptado y amado, “all inclusive” sobre todo con sus errores y disfuncionalidades. No hay familia perfecta, solo hay perfecta aceptación de la tuya.

No todo andaba fenomenal en la Sagrada Familia. La fama de José y de María, iban en picada, la economía era débil y las ventas de la carpintería no prometían unas lujosas vacaciones. Tener como hijo al Hijo de Dios no era empresa fácil. Seguro San José y María Santisima se sentían poco preparados frente al dificil reto de formar al “Niño Mesías”.


Los dos eran santos, los dos habían sido elegidos para llevar adelante el capítulo más importante en la historia de la salvación y sin embargo se necesitaban el uno al otro. Dios no quería que confiaran sólo en Él, buscaba que confiaran el uno en el otro. Sólo así podría realizar su plan. ¡Los necesitaba unidos!

Sólo quien sabe mirar sabrá aceptar los propios límites y los del otro. La mirada de José a María era tierna y pura. Esa mirada se hizo carne en Cristo y así como sucede con dos enamorados, la mirada de los dos alcanza un tercero. Aprenden a mirarse ahora en el hijo.

Su amor se multiplica, se ensancha, ¡genera! Los que saben mirar, se reconocen fuera de su cuerpo para encontrarse ahora en el cuerpo y el alma de sus hijos.
“Ella sí que es carne de mi carne dijo Adán en el Edén” (Gen 2,23). Lo mismo se siguen declarando millones de matrimonios y familias por el mundo. Este año mi patrono es San José y como joven consagrado viene a enseñarme que mi querida familia no sólo son los míos sino toda la Iglesia. Yo como José me he casado con María, me he casado en ella con la Iglesia. Y soy fecundo en mi castidad como aquel viejo carpintero siempre casto.

Mi misión como padre es engendrar hijos en el Espíritu “y el Espíritu Santo te cubrirá con su sombra y tendrás un hijo…” (Lc1,35). Tener muchos Cristos, generar cristianos y tener esa descendencia espiritual, porque nadie debe vivir sin familia, tampoco los sacerdotes.

Nuestras familias pueden ser Sagradas a pesar de sus errores, serán santas si dejamos que ellos tres vivan entre nosotros y nos enseñen a ser mamás, papás e hijos como María, José y Jesús.
Por: P. Carlos Padilla



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