"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

miércoles, 16 de diciembre de 2015

La antigua Navidad


Me gusta recordar cosas de mi niñez y de mi época de adolescente, cuando hoy tengo ya casi setenta y dos años, pero hay momentos en la vida que por alguna razón se te quedan grabados para siempre y cuando se está, digamos en la última etapa de la vida, gusta recordar y se siente cierto regocijo a hacerlo.

Una de las cosas que se me ha quedado muy grabada era la celebración de la Navidad  su preparación y todo lo que rodeaba a estas Fiestas.

Criado, en una Familia Cristiana de siete hermanos, donde se respiraba el verdadero aroma familiar, todos sentados alrededor de una mesa camilla de grandes dimensiones, (tan es así que albergaba dos braseros en su tarima), donde junto a mis  Padres se rezaba el Santo Rosario, donde cada uno contaba las vivencias de ese día, momento en el que los más mayores trataban de sacarnos los colores a los más pequeños, a lo mejor por habernos visto con una niña, por ejemplo.

Pero como les digo en estos días Navideños todo era especial, comenzábamos con la puesta del Belén, en su montaje participábamos todos, junto a mis Padres, que dirigían la obra, pero eran grandes belenes que algunos años ocupaban una habitación completa, y en esa época, las habitaciones eran grandes, más que las de los pisos de hoy día.

Fotografía tomada del Diario Regional Hoy de Badajoz
Así mas o menos eran los Belenes.

La preparación y acarreo de materiales la hacíamos entre todos los hermanos, había que traer mocos de fragua, para hacer la rocas, hierba para realizar las praderas y musgo para decorar algunas partes, no podía faltar la arena, el papel azul para hacer el cielo, papel de plata para las estrellas y así un montón de cosas, pero la mayor dificultad era montar la plataforma sobre la que iría puesto el Belén, era lo peor, ya que en ese época no existía la madera prensada, pero al final la plataforma se montaba y manos a la obra.
Otra de las cosas que había que fabricar sobre la marcha era la instalación eléctrica, que por no existir las guirnaldas era algo que entrañaba su dificultad y había que tratar de que no se vieran los cables.

Teníamos que realizar un circuito para el agua corriente, así poder simular los ríos y charcas.

En toda la instalación tardábamos al menos un par de días, al final  y una vez terminado, lo inscribíamos en un Concurso de Belenes que Organizaba el antiguo Frente de Juventudes. Venia un jurado a visitarlo y calificarlo y luego el dia de Reyes en el teatro López de Ayala (Badajoz), se  organizaba un festival donde se entregaban los premios a los diez primeros clasificados, nosotros hemos llegado a obtener un año el primer premio y varios el segundo.

La figura de Papa Noél, no se contemplaba, no se ponía Árbol alguno, quien no ponía Belén, al menos ponía el Misterio, no existía el consumismo que las grandes firmas comerciales nos han inculcado últimamente.

Eran fiestas muy familiares, se ensayaban villancicos que luego se cantaban delante del Belén, eran días en los que uno estaba mucho más sensible y todas las noches sentados en esa gran camilla de la que antes hablaba, recordábamos y pedíamos por esas Familias que no tenían medios para hacer ninguna celebración, o por aquellas que ese año no la celebrarían por haber perdido a algún miembro de su familia más directa.

Igual que cuando una Madre espera tener un hijo prepara su canastilla, nosotros la hacíamos para el Niño Jesús que iba a nacer, nuestra Canastilla consistía en ofrecer pequeños sacrificios, o determinadas obras que realizáramos y que también eran ofrecidas al Niño Jesús que iba a nacer.

El canto de villancicos lo hacíamos acompañándonos de guitarras, panderetas  y el instrumento más representativo de la Navidad, la zambomba, zambombas que en la mayoría de los casos eran construidas por nosotros mismos.










Todo cuanto estoy contando  rodeaba a estas fechas de un ambiente fraternal y religioso encargándose mis Padres de explicarnos a los más pequeños el verdadero sentido de la Navidad, solo así de esta manera se nos ha quedado grabada para toda una vida la celebración de estas entrañables fechas.

Por la tarde o la mañana del día veinticuatro llevamos la cena a un matrimonio que vivía en una choza muy cerca de nuestro chalet, no se me olvidan ella se llamaba Matilde y estaba muy enferma y el Agustín, eran dos excelentes personas a las que aun recuerdo con cariño.

Tras la cena Familiar de Noche Buena, todos íbamos a la famosa Misa del Gallo a las doce de la noche, en mi caso, por no existir en esa época Parroquia alguna en el Barrio, íbamos a la Santa Misa que se celebraba en la capilla de las Hermanitas de Los Ancianos Desamparados, eran unas Misas muy bonitas donde nos dábamos cita casi todo el barrio creando como una gran familia.

Los regalos venían el día de los Reyes Magos, para de esta forma, no asociar nada al día tan grande como es el nacimiento del Niño Jesús, día que brilla con luz propia.

Hoy en día y en esta sociedad que hemos ido creando, en la que la figura de la Familia se ve tan deteriorada en muchísimos casos, que se ha resaltado la figura de Papa Noél,  done el árbol y los adornos ha sustituido al Belén, donde el  niño asocia el día de la Navidad con los regalos, donde los mayores organizan su cenas o comidas de Empresas, en resumidas cuentas que se le ha ido quitando el verdadero significado a estas tan entrañables y bonitas fiestas.

Pidamos este año al Niño Jesús, nos de fuerza, primero para que vuelva a resplandecer la verdadera Familia, que la Navidad la sepamos celebrar como verdaderos Cristianos y que en todas las casas,  se recen al menos tres Ave María por aquellos más necesitados, por los enfermos, por todos lo que están sufriendo la crueldad de las guerras, para que el Niño Jesús que va a nacer les traiga Paz, Felicidad y sobre todo mucho Amor.


Desearía para todo el mundo, unas Navidades como las que yo recuerdo junto a mis Padres. 


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