La enfermedad más terrible y extendida
se llama tristeza y desesperación.
El mundo está lleno de gente triste,
desesperanzada, gente amargada. Y uno se pregunta: ¿Por qué? Muchos responden:
¿Es que es posible vivir de otra manera? ¿Hay alguna razón para vivir alegres?
Yo nada más digo: ¿ No tenemos por ahí un Dios, un Padre amoroso que se
preocupa de nosotros? ¿Para qué lo queremos? ¿No tenemos una Madre en el cielo,
la Virgen de Guadalupe, que es la mejor Madre, y que sabe cuidar de sus hijos?
Me pregunto: ¿Para qué la queremos? Y ¿no tenemos una fe y no tenemos una
Iglesia y no tenemos tantos buenos libros y tantas oportunidades? ¿No tiene
estrellas el cielo?
¿Para qué queremos los días, la salud? ¿Para qué queremos los amigos, para qué
queremos tantas cosas buenas que hay en el mundo? ¿Por qué empeñarnos en llevar
los ojos mirando hacia la tierra, los ojos cerrados a tanta bondad, a tanta
hermosura, que debieran hacernos profundamente felices?
La enfermedad más terrible y extendida se llama tristeza y desesperación.
Por: P. Mariano de Blas LC
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