Porque no le negó nada a Dios olvidándose de sí mismo preocupándose por
los demás
Quien no antepone nada al amor de Dios será la persona más dichosa, ya que en
Dios está nuestra felicidad. La demostración de este principio está en que
las cosas creadas no tienen la capacidad de colmar todas nuestras ansias y
nuestras apetencias de infinito, que sólo Dios puede colmar, ya que solo Él
es infinitamente perfecto, poderoso, bondadoso y lleno de atributos que
serían innumerables y de nunca acabar.
Los santos fueron hombres alegres, y no se conocen santos que hayan sido
frustrados, amargados o tristes, y el motivo es porque supieron no anteponer
nada al amor de Dios.
Dice el salmista "¿Quién nos mostrará la felicidad, si la luz de tu
rostro, Señor, se ha alejado de nosotros? tú has dado a mi corazón más
alegría que cuando abundan ellos de trigo y vino nuevo".(Salmo 4,7-8)
Por lo tanto, debemos afirmar que se aleja la felicidad del alma cuando se
aleja el rostro de Dios de nosotros. Y ¿Cómo se aleja su rostro de nosotros?
Cuando anteponemos otros amores al amor de Dios.
Por eso que la felicidad debe ser conquistada. La felicidad consiste en el
Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien. Como dice la
carta a los Gálatas, la alegría, es decir la felicidad, es fruto del Espíritu
(Gal. 5,22) , y como tal debe ser conquistado con el amor a Dios sobre toda
las cosas. Si miramos siempre a Dios en todo y en Él ponemos nuestro corazón,
la luz de su rostro no se apartará de nosotros y su felicidad invadirá todo
nuestro corazón.
Un alma triste es un alma que algo le esta negando a Dios, como el joven rico
del evangelio, que tras al haber sido invitado a seguir a Cristo dejándolo
todo no quiso porque tenia muchas riquezas y dice el evangelio que al oír
esto, "se puso muy triste, porque era muy rico". (Lc. 18,23)
Cristo el hombre más feliz
Siguiendo este principio, de que la felicidad depende de no negar nada a
Dios, y no anteponer nada a su amor, debemos afirmar que Cristo fue el hombre
más feliz de todos.
Cristo fue el hombre más feliz de todos porque su voluntad humana estaba
en perfecta armonía con el plan divino.
Nada interpuso al Plan de Dios, al Plan de "Su Padre Celestial" y
por eso que no sólo en cuanto Dios, sino que también en cuanto hombre fue el
más feliz de todos.
Él mismo enseñaba a rezar a que se haga la voluntad de Dios por encima de
todo: "Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la
tierra como en el cielo" (Mt. 6,9-10). Enseñaba que lo primero era hacer
la voluntad de Dios: "No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en
el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre
celestial" (Mt. 7,21). Y si enseñaba a cumplir la voluntad de Dios era
porque él mismo la ponía por obra porque no enseñaba nada que antes no
practicará él primero. De hecho se decía de Cristo que "les enseñaba
como quien tiene autoridad, y no como sus escribas" (Mt. 7,29).
Por eso que no sólo enseña a que se haga la voluntad de Dios sino que él
mismo busca cumplir esa voluntad y ese plan con su misma vida. Abundan las
citas Bíblicas en donde se ve el deseo de Cristo de Cumplir con la Voluntad
del Padre celestial: Estando en el huerto de los olivos, momentos previos a
su prendimiento rezaba de esta manera: "Padre, si quieres, aparta de mí
esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lc 22,42). Se
pueden ver también los paralelos a este evangelio. Cristo no antepone nada al
plan de Dios, su voluntad humana está en perfecta armonía con el plan de
salvación del Padre y por eso a pesar de sus sufrimientos, Cristo es el
hombre más feliz. En el fondo de su corazón esconde su alegría.
Cristo vino para hacer la voluntad del Padre: "Mi alimento es hacer la
voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra."(Jn 4,34)) No
vino para sí mismo sino para el Padre y por nosotros y toda su vida la gasta
en esta misión sin mirarse a sí mismo. Y en otro pasaje dice "no busco
mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado" (Jn 5,30) . Siempre
busca no anteponer nada al amor de Dios. También leemos en el mismo evangelio
de Juan "porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la
voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado;
que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último
día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y
crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día" (Jn
6,38-40) . La Obra de Cristo está centrada en Dios y en el prójimo, y Cristo
la cumplió a la perfección, por lo que no podemos dudar de que en él hubo una
gran alegría a pesar de sus sufrimientos.
Cristo fue el hombre más feliz porque no le negó nada a Dios olvidándose
de sí mismo preocupándose por los demás.
Cuando Cristo se retiró a un lugar solitario y lo siguieron dice la escritura
que "Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a
sus enfermos. Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: «El lugar
está deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que
vayan a los pueblos y se compren comida» Mas Jesús les dijo: «No tienen por
qué marcharse; dadles vosotros de comer»"(Mt 14,14-16) . Cristo venía ya
haciendo muchas curaciones, y siempre se preocupaba de los demás, ahora podía
preocuparse de si mismo, pero como se ve en el evangelio citado, Cristo se
preocupa de la muchedumbre. En el mismo evangelio, un poco mas adelante Jesús
dice a sus discípulos "Siento compasión de la gente, porque hace ya tres
días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en
ayunas, no sea que desfallezcan en el camino" (Mt 15,32). Hace tres días
que están con Cristo. Él esta predicando, curando, haciendo el bien, y sigue
preocupándose por los demás sin tenerse en cuenta a si mismo. Nada antepone
al amor de Dios y al amor del prójimo.
Cristo es el hombre más feliz porque nada antepuso al amor de Dios
haciéndose servidor de todos.
Como él mismo lo dijo: "El Hijo del hombre no ha venido a ser servido,
sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos".(Mt 20,28) Y en
el evangelio de Lucas nos dice: "Los reyes de las naciones las dominan
como señores absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen
llamar Bienhechores; pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros
sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve. Porque, ¿quién es
mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa?
Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve" (Lc 22,25-27).
Cristo es el hombre más feliz porque no le negó nada a su Padre dando su
vida en rescate por el género humano cumpliendo con el plan de salvación.
Así, él entrega su cuerpo y su sangre: "Tomó luego pan, y, dadas las
gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado
por vosotros; haced esto en recuerdo mío. De igual modo, después de cenar, la
copa, diciendo: « Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es
derramada por vosotros". (Lc 22,19)
Él mismo entrega su vida: "Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida,
para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo
poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he
recibido de mi Padre."(Jn 10,17-18) Y al final de su vida dice:
"Padre, en tus manos pongo mi espíritu." (Lc 23,46)
Por estos motivos debemos decir, que aunque Cristo haya sufrido y Dios haya
permitido que por momentos sintiese tristeza de muerte, debemos afirmar que
Cristo fue el hombre más feliz de todos.
Autor: Padre Sergio P. Larumbe, I.V.E.
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miércoles, 24 de septiembre de 2014
Cristo fue el hombre más feliz
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