"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

miércoles, 27 de junio de 2012

El tesoro escondido de Benedicto XVI

Las homilías sobre el Bautismo. La última es de hace pocos días y es la decimoquinta de la serie. Con una pasaje fulgurante contra las "pompas del diablo" que triunfan en la mentalidad corriente
Ha pasado casi inadvertida al gran público, pero la "lectio divina" que Benedicto XVI ha pronunciado el lunes 11 de junio por la tarde en la basílica de San Juan de Letrán, la catedral de Roma, ha sido uno de los momentos más alto de esa obra maestra que son sus homilías sobre el Bautismo.

Que Benedicto XVI esté destinado a pasar a la historia por su predicación litúrgica, como antes que él el papa León Magno, es una hipótesis ya más que consolidada.

Pero en el gran "corpus" de sus homilías, las que están dedicadas al Bautismo tienen un lugar de relevancia única.

El mandato a bautizar "en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo" está en las últimas palabras de Jesús en esta tierra. La Iglesia las tomó muy en serio, y es así como genera a sus hijos, desde siempre. En consecuencia, el Bautismo es el acto de nacimiento y el documento de identidad de todo cristiano.

Por este motivo es tan central en la predicación de Benedicto XVI. En una época de difuso analfabetismo religioso, de fe trémula y de disminución del bautismo en los países de antigua cristiandad, el papa Joseph Ratzinger quiere partir de nuevo desde los cimientos de la vida cristiana y devolverlos a la mirada de todos en su espléndida belleza.

Sus homilías sobre el bautismo son un ejemplo clarísimo, como lo es la "lectio divina" que, el pasado 11 de junio, pronunció ante los fieles de Roma que atestaban la catedral.

Benedicto XVI habló improvisando, como los antiguos Padres de la Iglesia. Por encima de él los oyentes podían admirar, en el centro del antiguo mosaico del ábside, una cruz con gemas de la cual brotan ríos de agua viva.

El nexo entre el Bautismo y la cruz ha sido justamente uno de los puntos relevantes de la "lectio divina" del Papa, que ha tomado como punto de partida el "mandato" dado por Jesús a los apóstoles antes de subir al cielo: " Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

Otro pasaje de la "lectio" que ha impactado mucho a los presentes ha sido el momento en el que el papa ha vuelto a dar significado y frescura actual a una antigua fórmula del rito: la renuncia de quien recibe el Bautismo "a Satanás y sus pompas", fórmula hoy en día sustituida por la endeble renuncia "a las seducciones del mal".

Desde que ha sido elegido papa, hace siete años, Benedicto XVI ha administrado el Bautismo catorce veces, dedicándole cada vez una homilía.

Siete veces el domingo que cada año sigue a la Epifanía, el domingo que celebra el Bautismo de Jesús en el Jordán.

Y otras siete veces en la vigilia pascual.

En el primer caso bautizando a niños, casi siempre de Roma, en la Capilla Sixtina; en el segundo, bautizando a adultos, procedentes de todas las partes del mundo, en la basílica de San Pedro.

"Lectio divina" pronunciada por el papa en la basílica de San Juan de Letrán el 11 de junio de 2012, en la apertura de la Asamblea eclesial de la diócesis de Roma, su diócesis, dedicado precisamente al Bautismo y a su pastoral.

Autor: Sandro Magister.

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